Artículo de MARGOT CHANABIER

infancia

Con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 se inició en Argentina el “Proceso de Reorganización Nacional”, es decir el comienzo de una época de terrorismo de estado, la constante violación de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, el robo sistemático de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad.

En 1979, después de muchos años de exilio en varios países de América Latina la familia de Juan, 12 años, vuelve a Buenos Aires. Sus padres son montoneros: miembros de la organización guerrillera argentina peronista declarada “ilegal” desde 1975. La vuelta al país es sinónima de clandestinidad para los padres y Juan, que ahora se llama “Ernesto” (en referencia al Che Guevara) para su compañeros de clase.

Lo que se pone de relieve en la película no es tanto el compromiso político de los montoneros (los padres de Juan y sus “hermano(a)s” guerrillero(a)s) como la esfera  familiar. Los padres hacen la elección de vivir en peligro, en la clandestinidad con Juan y su pequeña hermana. O sea que el espectador aprende a entender esta vida loca a través de los ojos de un chico que creció entre las armas, que no tiene el derecho de ligarse con niños sin tomar el riesgo de poner su familia en peligro, que conoce el miedo de perder un ser querido (su tío Beto asesinado, interpretado por el actor español Ernesto Alterio)… Asistimos a una descripción romanzada de la vida de una pareja tan consagrada a sus convicciones/ideales políticas que riega su propia vida, la de sus hijos y de sus allegados.

Bajo la dictadura argentina la vida cotidiana del hijo de esta familia clandestina peronista es: vivir con una falsa identidad mientras prepara acciones militares contra el régimen, a veces, cuando hay señales de que su casa puede ser allanada  por los militares debe correr a esconderse en un sótano con su hermana y asistir a las reuniones de militantes.

La lucidez del personaje principal nos permite entrar en la realidad que fue la dictadura. Una de las ultimas escenas puede hacer referencia a los raptos de niños por la policía de estado. O sea que, su hermana desaparece de la cámara cuando arrestaron su madre. No hay elementos directos que nos aprenden la desaparición de la chica pero, como en las otras dictaduras sur-americanas, el “non-dit” es sinónimo de angustia.

La película no se focaliza en acontecimientos precisos de la dictadura argentina (1976-1983). En mi opinión, es una película con verdadero interés histórico no solo para Argentina sino para todas las dictaduras latino-americanas. Refleja el terrorismo de estado, la violencia hacia la población civil y la anulación total de ciertos grupos políticos. Para concluir, como lo explica Daniel Feirstein en su obra La ultima dictadura militar argentina (1976-1983); La ingeniería del terrorismo de estado : “Si esta seguro que en Argentina hubo un aniquilamiento parcial o total de ciertos grupos políticos, algunos desaparecieron definitivamente. (…) El objetivo central del Proceso de Reorganización nacional fue precisamente transformar el grupo nacional argentino (…). La dictadura se propuso a través de la eliminación de una de sus partes. (…) El terrorismo nos atravesó a nosotros y dejo efectos dentro de cada uno de nosotros.”

– Margot Chanabier

Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=VYXvxkuuDx8

“Cuando el dictador militar Augusto Pinochet, al verse presionado por la comunidad internacional, convoca un plebiscito ciudadano en torno a su permanencia en el poder en 1988, los líderes de la oposición persuaden a un atrevido y joven creativo de publicidad, René Saavedra (Gael García Bernal), para que encabece su campaña. Con recursos limitados y bajo el constante escrutinio de los vigilantes del déspota, Saavedra y su equipo conciben un audaz plan para ganar la elección y liberar a su país de la opresión.” nolapelicula.cl

La fuerza del “no” es histórica. Dolores Ibárruri Gómez (conocida por su discurso anti-franquista : “No pasarán”, miembro del PCE, Dolores Ibárruri Gómez nació en 1895 y murió en 1989, catorce años tras la muerte de Franco), ya lo había enseñado. La confrontación está en su paroxismo cuando dos bloques se enfrentan, uno al favor del “sí”, otro del “no”.

En 1973, Augusto Pinochet logró un golpe de estado frente el presidente Salvador Allende. Empezaron años de dictadura. Balance : más de 3200 muertes y “desaparecidos”, 38000 torturados y unas centenas de miles de exiliados. La constitución chilena establecida en 1980, permitía un plebiscito que debía ser llevado a cabo en 1988 con el objetivo de aprobar o rechazar el candidato elegido por los comandantes de la Fuerzas Armadas (responsables de la defensa del país y de la seguridad nacional) y el General Director de Carabineros (policía chilena). Tras catorce años de militarismo, de opresión, privación y represión, se preparó la sucesión del general. En lista, el Pinochet mismo frente a la Concertación de Partidos por el No, es decir una agrupación de 16 partidos políticos opuestos al régimen dictatorial. El 5 de septiembre de 1987, a las 11 de la tarde, por primera vez, la palabra está dada a la oposición.

La película escrita por Pedro Peirano y dirigida por Pablo Larraín cuenta, en las vísperas del plebiscito, la subida y el triunfo de la opción “no”. Unos publicitarios especializados en videoclips comerciales se meten en la campaña política. Con pocos recursos pero gracias a métodos innovadores, el joven Saavedra y su equipo inventan una estrategia audaz para liberar el país aun los hombres de Pinochet ruedan.

El respecto escrupuloso de lo que fue la puesta en marcha de estas 15 minutos de programa propagandista está innegable. Lo interesante de la película es la multitud de visiones ofrecida a la memoria. Por un lado se nos presenta la memoria torturada por el horror de la dictadura y la instantaneidad : estas mujeres que perdieron un esposo, un hermano, un hijo y que llevan con dignidad sus retratos para que no se les olvide, estos políticos, veteranos de un pasado perdido, estos presos políticos amplios de deseos de venganza, de justicia. Y por otro lado, hay la visión de la nuevas generaciones, menos radicales pero tan afectadas como René Saavedra. Sin olvidar, el homenaje rendido por la película misma al Historia chilena : deber de memoria, critica del régimen, amargura, y tomada de distancia.

Nos lleva en el universo superficial de la publicidad, revelándose ser el accesorio indispensable a la lucha por la libertad. A la realidad histórica apoyada por imágenes de archivos o reales protagonista del episodio, se mezcla una toma de posición : el ridículo de la situación superado por otra. Es decir, una dictadura extenuada por el aislamiento internacional, un tradicionalismo desmesurado y el militarismo frente un videoclip superficial y cursi que se revela el arma de la democracia. Sin embargo, se le puede reprochar una caricatura de los personajes : el héroe salvador, los políticos reaccionarios y cerrados, el malo manipulador o la feminista inconsciente. La Historia se transforma finalmente en una historia, romanzada y personal para que la película no se transforme en un curso moralizador.

Chile, la alegría ya viene.

 

Gracias a la colaboración del festival Cinelatino, tomamos plenamente parte en aquel evento cultural sobre Latina América en Toulouse. Los temas “media y poder” y “dictaduras y violencias de Estado” elegidos por los programadores tenían claramente un enfoque histórico. Así pusimos ver varias películas y escuchar varios directores sin alejarnos de nuestros temas de reflexiones sobre el pasado…

Entre otras películas, fuimos a ver 108 cuchillo de Palo (R. Costa, 2010), La Flaca Alejandra (C. Castillo/G. Girard, 1994) y El Diario de Agustín (I. Agüero, 2008).